El mandatario electo impulsa la construcción de nuevas terminales de GNL en el Golfo, pero enfrenta críticas por su impacto ambiental.
Por Redacción Argenports.com
El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, ha lanzado una advertencia directa a la Unión Europea: podrían enfrentar nuevos aranceles si no amplían sus compras de petróleo y gas estadounidense.
“Le dije a la Unión Europea que deben compensar su tremendo déficit con los Estados Unidos mediante la compra a gran escala de nuestro petróleo y gas. De lo contrario, ¡¡¡será cuestión de ARANCELES!!!”, publicó Trump en sus redes sociales.
Esta es la primera declaración del republicano sobre el tema en un contexto de tensiones comerciales entre ambas partes, mientras que la UE busca evitar una escalada que derive en una guerra comercial con EE.UU.
Durante su campaña, Trump ya había sugerido la imposición de aranceles de entre el 10% y el 20% sobre productos europeos, aunque muchos analistas descartaron que estas amenazas se materializaran.
En los últimos meses, la Unión Europea ha intentado calmar la postura del republicano incrementando sus compras de gas natural licuado (GNL) y productos agrícolas estadounidenses.
La Comisión Europea, además, ha recomendado a los países más dependientes del gas ruso aumentar las importaciones de LNG de EE.UU.
La situación se complica debido a que Europa enfrenta niveles bajos de reservas de gas, agravados por un invierno más frío de lo habitual.
Trump ha anunciado su intención de reforzar el saldo favorable de la balanza energética de Estados Unidos frente al resto del mundo. Para ello, planea crear el Consejo Nacional de Energía, una nueva estructura diseñada para impulsar una estrategia de "dominancia energética" global basada, en su mayoría, en los hidrocarburos.
Esta iniciativa busca posicionar a Estados Unidos como líder indiscutible en la exportación de recursos energéticos, aprovechando su capacidad de producción de petróleo y gas natural.
Según Trump, esta política no solo fortalecerá la economía nacional, sino que también aumentará la influencia geopolítica del país en un escenario energético altamente competitivo.
De hecho el mandatario impulsa la construcción de nuevas terminales de GNL en el Golfo, pero enfrenta críticas por su impacto ambiental.
En tal sentido, se prevé una ola de construcción de terminales de gas natural licuado (GNL) a lo largo de la costa del Golfo de Texas y Luisiana si el presidente electo Donald Trump cumple su promesa de reactivar la emisión de permisos, suspendida por casi un año durante la administración Biden.
Esta medida podría incrementar significativamente los flujos de gas natural exportados desde Estados Unidos, lo que representaría un impulso económico para comunidades como Port Arthur y Brownsville.
Sin embargo, el rápido desarrollo de estas terminales plantea preocupaciones sobre el impacto ambiental y los riesgos para la salud de los residentes cercanos, como lo advierte un reciente estudio publicado por la administración Biden.
Actualmente, hay 11 proyectos de GNL pendientes de aprobación por parte del Departamento de Energía, la mayoría ubicados entre Nueva Orleans y Corpus Christi.
Entre ellos se encuentra una terminal en Brownsville cuyo permiso fue revocado por un juez federal pese a que ya había comenzado su construcción.
De acuerdo con S&P Global, seis de estos proyectos podrían iniciar su construcción una vez obtengan los permisos, incrementando en más de un 40% las exportaciones de GNL de EE. UU., que ya son las más grandes del mundo.
Esta expansión podría satisfacer la creciente demanda global de GNL, proyectada en un aumento del 70% para 2040, según Dan Yergin, vicepresidente de S&P.
Pero el desarrollo no está exento de críticas. En Port Arthur, una zona ya rodeada de refinerías y plantas petroquímicas, algunos residentes han expresado preocupación por el impacto ambiental de estas instalaciones.
A pesar del entusiasmo de los desarrolladores de GNL en EE. UU., analistas advierten sobre un posible exceso de oferta para 2026, lo que podría presionar los precios a la baja hasta 2030, según un informe del banco canadiense RBC Capital Markets.
Mientras tanto, países como Qatar y Australia también están expandiendo su producción de GNL, intensificando la competencia.
Sin embargo, los desarrolladores estadounidenses confían en la demanda sostenida de Europa y Asia, donde los países buscan reducir su dependencia del carbón y del gas ruso.
"El mercado debe decidir qué proyectos se construyen, no el Departamento de Energía", afirmó Charlie Riedl, director del Center for Liquefied Natural Gas.