El viaje de Electra duró 239 días, en los cuales recorrió 18.087 kilómetros. Anduvo por las zonas de reproducción y cría en Península Valdés, pasó por áreas de alimentación en el Atlántico Sur, y regresó al Golfo San José, donde fue registrada el 21 de mayo. Aún se encuentra en esa zona.
Redacción Argenports.com
Por primera vez se registró el viaje migratorio completo de una ballena franca austral con cría
Se trata del recorrido de Electra, una de las 6 ballenas que son monitoreadas satelitalmente en el marco del proyecto “Siguiendo Ballenas”.
La iniciativa es integrada por universidades e instituciones científicas nacionales y extranjeras, y se propone seguir a seis ballenas francas obteniendo datos claves para su conservación que sirvan también para la regulación de las actividades humanas.
En este caso, el viaje de Electra duró 239 días, en los cuales recorrió 18.087 kilómetros. Anduvo por las zonas de reproducción y cría en Península Valdés, pasó por áreas de alimentación en el Atlántico Sur, y regresó al Golfo San José, donde fue registrada el 21 de mayo. Aún se encuentra en esa zona.
Además del valioso contenido científico y ambiental, lo singular es que la figura dibujada de su recorrido es similar al contorno de las ballenas.
Desde Siguiendo Ballenas resaltan que "conocer lo que hacen las ballenas en sus viajes oceánicos aporta información valiosa para su conservación, porque permite localizar los ambientes clave para su ciclo de vida.
"Además, genera información relevante para sustentar la importancia de las áreas marinas protegidas y para elaborar recomendaciones de regulación de actividades humanas (pesqueras, petroleras y de transporte naviero) con potencial impacto sobre los grandes mamíferos marinos".
Utilizando transmisores satelitales de última generación se puede conocer la localización en el mar de cada individuo, con una frecuencia de varias posiciones al día.
El análisis de estos datos, asociados a variables oceanográficas, permite saber el modo en que utilizan los diversos ambientes marinos, si se trasladan o se están alimentando.
"Transcurridos algunos meses los dispositivos se desprenden sin haber afectado la salud ni el comportamiento de los individuos portadores", acotan desde el proyecto, iniciado en 2014 e integrado por el Laboratorio de Mamíferos Marinos del CESIMAR-CONICET, CIMAS-CONICET, ESCiMar de la Universidad Nacional del Comahue, Fundación Patagonia Natural, Instituto Aqualie, Instituto de Conservación de Ballenas, Marine Ecology and Telemetry Research, National Oceanic and Atmospheric Administration, Programa de Monitoreo Sanitario Ballena Franca Austral, University of California Davis – Wildlife Health Center y Wildlife Conservation Society Argentina.
Pasados 8 meses, cinco ballenas francas continúan sus viajes migratorios en el Atlántico Sudoccidental. En la última semana sólo Centaura se desplazó significativamente recorriendo unos 840 kilómetros desde el talud a la latitud de Península Valdés hasta las aguas profundas de la Cuenca Oceánica, al norte de las Islas Malvinas.
Las restantes ballenas se mantienen en sus posiciones anteriores. Andrómeda y Amalthea en proximidad de las Islas Georgias, Andrómeda al sur en el Mar de Scotia y Amalthea al noreste de las islas. Orión y Antares, por su parte, continúan en el extremo sur del continente cercanas al Estrecho de Magallanes y la costa de Santa Cruz.
Acerca del uso de los dispositivos y cuan invasivos pueden ser, desde Siguiendo Ballenas comentan que son de última generación y que "pueden tener mínimos y breves efectos en el comportamiento de las ballenas".
Mencionan que "pueden tener un error de 200 a 2000 metros (razón por la cual algunas trayectorias muy cercanas a la costa dan ubicaciones en tierra)", y que dejan de transmitir cuando se desprenden, "lo que puede ocurrir semanas o meses después de colocados, o cuando se agotan las baterías, dependiendo de varios factores, pero principalmente del tipo de tecnología aplicada.
"En 2021, colocamos 12 dispositivos de corta duración y 6 de larga duración", señalaron.