El objetivo es claro: generar exportaciones de GNL por 15.000 millones de dólares anuales para 2032, un salto ambicioso desde la base actual de cero exportaciones.
Por Redacción Argenports.com
La formación de esquisto Vaca Muerta, ubicada en Argentina, se ha convertido en un motor clave para el aumento de la producción de gas natural. Sin embargo, la capacidad al límite de los gasoductos y un enfoque gubernamental más austero en la infraestructura pública amenazan con retrasar el sueño de posicionar al país como un exportador relevante de gas natural en la próxima década.
Se estima que Argentina necesita aproximadamente 58.000 millones de dólares en inversiones para desarrollar nueva infraestructura, como gasoductos, plantas de procesamiento y terminales de exportación.
Este ambicioso proyecto busca aprovechar el potencial de Vaca Muerta, considerada la segunda reserva de gas no convencional más grande del mundo.
El presidente Javier Milei, representante del liberalismo económico, ha optado por un modelo que prioriza la inversión privada, abandonando la tradición de financiar grandes proyectos energéticos con recursos estatales.
Este giro incluye incentivos fiscales y otros beneficios para atraer capital privado, un contraste significativo con las administraciones anteriores.
El objetivo es claro: generar exportaciones de gas natural licuado (GNL) por 15.000 millones de dólares anuales para 2032, un salto ambicioso desde la base actual de cero exportaciones.
Sin embargo, expertos como Daniel Dreizzen, exsecretario de Planificación Energética y actual director de Aleph Energy, destacan los desafíos de esta estrategia:
"Hasta ahora, todas las obras de gas las había realizado el Estado. Sin esa posibilidad, veo difícil que los privados asuman el proyecto por completo en el corto plazo", explicó a la agencia noticiosa internacional Reuters.
Un ejemplo reciente es la inauguración de un nuevo gasoducto, que incluyó obras y la reversión del gasoducto del Norte.
Este proyecto, con una inversión de 710 millones de dólares, fue financiado en parte por el gobierno y un préstamo del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe. Según el gobierno de Milei, este será el último proyecto estatal en el sector.
Aunque las políticas de austeridad han comenzado a moderar la inflación y reducir el riesgo país, la incertidumbre persiste entre los inversionistas. Muchas empresas están a la espera de ver si los cambios se consolidan y crean un entorno estable para inversiones de largo plazo.
Según Reuters, un factor que contribuye a esta cautela es el temor a un posible regreso de un gobierno kirchnerista, que en el pasado intervino en la industria energética mediante controles de precios y la ruptura de contratos internacionales.
El plan de exportación de gas de Argentina es ambicioso, pero depende de la capacidad del sector privado para asumir riesgos en un contexto de transformaciones políticas y económicas.
Mientras tanto, el país sigue soñando con aprovechar plenamente el potencial de Vaca Muerta y consolidarse como un jugador clave en el mercado global de energía.