La sola decisión de ingresar más al sur ni siquiera reducirá el uso de los servicios en Montevideo por parte de armadores de tercera bandera Foto Gerardo Roberto.
Por Gustavo Deleersnyder (*)
(*) Ex Director Nacional de Transporte Marítimo y Fluvial. Capitán de Ultramar y Práctico del Río Paraná / Especial para Argenports.com
Como el título del álbum de Divididos ("La era de la boludez"), mientras el país se encuentra atravesando una de sus crisis recurrentes, caracterizada por una aguda falta de dólares, insumo fundamental para el funcionamiento de la economía, por las horribles políticas aplicadas, sumadas al aumento de costo de la energía debido a la guerra en Ucrania y la extrema sequía, el Gobierno Nacional sigue caminando con paso decidido hacia el borde del abismo, cual autómata, indiferente a todo, haciendo lo único que sabe hacer, malgastar recursos, equivocar prioridades, seguir las indicaciones de burócratas sin ninguna conexión con el mercado, los negocios, opiniones técnicas o siquiera con sentido común.
Y redondeando la idea de la analogía con el legendario disco de parte de la banda del mítico Luca Prodan, los funcionarios se empeñan en hacernos creer, que la mentira es la verdad.
Arranquemos. Grave, gravísimo cuando los que mienten no son solo funcionarios, lo cual es muy grave, sino que son las máximas autoridades provinciales y nacionales, concretamente el Presidente de la Nación (perdón por el uso de la mayúscula, pero corresponde) y el gobernador de la provincia de Buenos Aires. El día 20 de abril, muy sueltos de cuerpo, mintieron ambos, al lanzar desde Ensenada el llamado a licitación del Canal Magdalena, por una cifra presupuestada de 40 mil millones de pesos... Sí, $ 40.000.000.000, para facilitar la comprensión de esta cifra vamos a ponerla en contexto, esta cifra permitiría la construcción de 12 hospitales, 37 escuelas y 162 km de rutas que permitirían bajar la siniestralidad vial.
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Mientras tanto y según sus propias palabras, funcionarios del ministerio de Economía de la Nación afirmaban la semana pasada que no sabían si llegaban al viernes, en medio de otra corrida del dólar y van..., cuando el país acaba de perforar el piso histórico de inversión en defensa (fuente Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo) o no puede sostener un combate en igualdad de condiciones contra los narcos en Rosario, según confesó el propio ministro de Seguridad de la Nación, ambas tareas indelegables del Poder Ejecutivo Nacional. Y todo esto para una obra de inutilidad pública y plagada de mentiras desde su nacimiento.
Pues bien, mintiendo sin decoro, afirmaron, entre las muchas inexactitudes al hablar desde Ensenada (párrafo aparte, ignorando al municipio de enfrente, Berisso, parte indisoluble del Consorcio de Puerto La Plata, vaya a saber uno si por ignorancia o por miserias políticas), que los buques que ingresan al Canal Punta Indio DEBEN pedir permiso a Uruguay para ingresar. No es así. Ingresen ustedes a la página web Río de la Plata, allí verán bajo el título VTS Río de la Plata-Portuario y Fluvial, el procedimiento de información descripto. Página oficial.... del propio gobierno. Además, allí se detallan las zonas de fondeo de servicios. Una para Argentina, otra para Uruguay.
Pero vayamos al fondo de la cuestión, el Tratado del Río de la Plata, firmado durante la 3er presidencia del fundador del partido político gobernante, divide el Río de la Plata salomónicamente por la bisectriz, en partes iguales... y determina administración conjunta. Por lo tanto, un acuerdo de hermandad, fraternidad e intereses mutuos resguardados en común...
¿Qué pasaría si a raíz de estas peleas alguna de las partes denuncia el Tratado? Se volvería a una disputa, ¿quizás en la Corte de La Haya?, y si es así y se determina el límite por la línea del Talweg o mayor profundidad.... ¿por dónde pasaría? por el Magdalena futuro, dejándole a Uruguay el 75% de la superficie del río o por Punta Indio, exactamente al revés.
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Cuando se denuncia por antipatria a los que propugnan el uso del Punta Indio, olvidan la importancia vital que tenía esa traza en momentos que la frontera acuática con Uruguay aún no estaba determinada. En caso de recurrir a la Corte Internacional, ese uso por decenas de años del Punta Indio, garantizaba un fallo favorable a los intereses nacionales.
´ Por otra parte y yendo a la faz económica, la sola decisión de ingresar más al sur no eliminará, ni siquiera reducirá, el uso de los servicios en Montevideo por parte de armadores de tercera bandera, toda vez que lo siguen haciendo hoy, incluso cuando los buques se dirigen o provienen de puertos argentinos, por la sencilla razón de la facilitación del comercio, los costos ajustados y adecuados por parte del vecino país y la ausencia total de actos discriminatorios, contrarios a derecho o directamente delictivos que se producen, a decir de los armadores, de este lado de la frontera.
Afirmar que el Canal por sí solo devolverá la perdida competitividad de los puertos del sur, cuando solo se ahorran en el mejor de los casos un par de horas de navegación a barcos que luego deben esperar más de 10 días por ineficiencias portuarias varias, o esperar marea para poder cargar, por ejemplo a 8 mts de calado máximo en la mayoría de los sitios de atraque de Dock Sud, es otra de las mentiras que este grupo de ineptos que ocupan cargos públicos repiten como mantra, creyendo que, a fuerza de repetirla, la mentira se convertirá en verdad, dejando de lado el verdadero desastre en el que se ha convertido la logística fluviomarítima a fuerza de corrupción, falta de gestión, prepotencia sindical, connivencia empresaria y macroeconomía disparatada.