Buques fondeados en el río Paraná esperando cargar granos en los puertos del Gran Rosario. Foto Gente de Río.
Por Adrián Luciani / Argenports.com
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Aunque sin llegar aún a los niveles de la angustiante situación vivida con el pico de bajante de 2022, los buques cerealeros parten de los puertos del Gran Rosario con una importante reducción de carga.
La baja del río se siente y desde hace meses complica la logística de granos por la hidrovía e impulsa el mayor completamiento de bodegas en los puertos bonaerenses de Bahía Blanca y Quequén.
En diálogo con Argenports.com, Guillermo Wade, gerente de la Cámara de Actividades Portuarias y Marítimas, con sede en Rosario, dijo que si bien en una época normal se debería estar cargando 34 pies, hoy el calado de despacho es bastante inferior.
En tal sentido, dijo que a los valores que reflejó el río ayer, hay sectores críticos, como Paso Paraguayo, donde se debe cargar a 31 pies, es decir, casi un metro menos.
De todas formas, señaló que en la bajante de 2022 hubo casos donde el calado de despacho se redujo hasta dos metros y medio y, para comparar con lo que podría ser un escenario extremadamente peligroso, señaló que con niveles semejantes a los de la bajante máxima histórica de 1944, el calado de despacho se vería reducido 3,5 metros.
Pero al volcar el impacto de esas cifras en las toneladas perdidas de cargar, Wade dijo la merma a depende de si se trata de buques Handymax o Panamax.
Los primeros son graneleros de tamaño pequeño, con 150 a 200 metros de eslora, una manga de 30 a 32 metros, calado de 10 a 12 metros o 33 a 39 pies y una capacidad de 35.000 a 50.000 toneladas de peso muerto.
Los segundos son graneleros con un rango 50,000 a 80,000 DWT y una manga máxima de 32,2 m capaz de navegar a través de las esclusas originales del Canal de Panamá (33,53 m de ancho x 320,04 m de largo x 12,56 m de profundidad).
“Depende si es un Handymax o un Panamax estamos perdiendo de cargar entre 6 y 7 mil toneladas, a números redondos, es decir, un 13 por ciento menos de lo que deberían cargar en épocas con alturas de agua normales”, dijo.
Wade comentó que en una situación similar a la de 2022 la merma en la carga de los buques podría llegar hasta un 31 por ciento y, en casi de una hipótetica bajante histórica como la de 1944, la pérdida sería del 46 por ciento.
“Hace tres o cuatro años que venimos con bajante, pero el pico se dio en 2022 y todavía no estamos tan mal como en ese momento”, aclaró el gerente de la CAPYM, la entidad que nuclea a todas las personas físicas y jurídicas que se dedican a las actividades portuarias, marítimas o fluviales en la zona de influencia de los puertos del litoral fluvial argentino.
Cabe recordar, como señaló días atrás Argenports.com, el impacto de la bajante en la hidrovía repercute en las terminales bonaerenses.
Por ejemplo, mientras en el puerto marítimo de Bahía Blanca los niveles de completamiento de bodegas giraban siempre en torno a 20 mil y 24 mil toneladas de granos, en este momento esas cifras crecieron hasta 30 mil y 32 mil toneladas.
“Los volúmenes están subiendo y esto es consecuencia directa de una menor carga en la hidrovía, para tener menos calado y poder navegar sin inconvenientes”, señalaron.
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