Según Elizondo, Argentina debería recuperar posiciones que la deberían llevar a exportar nuevamente en un porcentaje del total mundial equivalente al de hace 40 años (1983).
Un fuerte repunte del flujo mundial de intercambio comercial de mercancías prevén para este año la OCDE, el FMI y la Organización Mundial del Comercio.
Argentina lo ve de lejos, porque viene mirando sus exportaciones hace 40 años por tevé y cada vez pesa menos en el concierto internacional.
El presidente de la International Chamber of Commerce (ICC) en Argentina y chairman de la World task Force on Sustainability en la World Chambers Federation, Marcelo Elizondo, afirma que ese período, en que Argentina cayó de ser el 33er mayor exportador mundial (en 1983) al 55vo lugar de exportador mundial (en 2023), coincide con los años transitados desde la recuperación de la democracia .
En el descendente trayecto hubo diversas posiciones que fueron cambiantes según las circunstancias: mejores y peores, como la 35va de 1988 o la 55va de 2003, para arribar a la peor registrada en el ciclo medido, el año pasado.
De nuevo, el actual repunte mundial tras una ralentización en 2023 impulsada por la subida de precios, el aumento de los tipos de interés y la atonía de la demanda, ofrece al país un contexto favorable que pocos sectores podrán aprovechar.
El aumento del comercio ya contribuyó a impulsar el crecimiento de algunas de las mayores economías de la UE en el primer trimestre de 2024.
La mejora global de la zona euro aumentó un 0,3% respecto al trimestre anterior, su nivel más alto desde el tercer trimestre de 2022.
Habrá que ver cómo inciden en el desenvolvimiento de las transacciones los riesgos que entrañan para el comercio las tensiones geopolíticas, los conflictos regionales y la incertidumbre económica, sobre los cuales advirtieron la OCDE, el FMI y la OMC, ya que los gobiernos priorizan la seguridad nacional, la autosuficiencia y el apoyo a las empresas nacionales.
Según Elizondo, Argentina debería recuperar posiciones que la deberían llevar a exportar nuevamente en un porcentaje del total mundial equivalente al de hace 40 años (1983).
Significaría facturar al exterior algo más de 55% por encima del año pasado. Implicaría unos 38.000 millones de dólares más que los 68.000 millones exportados en 2023).
Para mantener niveles de 1983 -hace 40 años-, debería generar exportaciones totales por unos (en números redondos) 105.000 millones de dólares, para lo cual debe producir reformas sustanciales, múltiples, sistémicas.
Los datos de la Argentina que anteceden tampoco alientan expectativas acerca de una inmediata inserción: mientras en 1983 generó 0,47% del total de exportaciones mundiales, en 2023 lo hizo en solo 0,27%, la menor participación desde que se tiene registro histórico mundial.
Hoy están por delante de Argentina países que estaban rezagados en los tiempos de mejor calificación.
Hubo también unos pocos casos de naciones que estaban delante y retrocedieron a una posición posterior aún peor en la actualidad, como Venezuela.
Y otros que no proveían información (los que estaban dentro de la llamada “cortina de hierro” -como Polonia-) hoy aparecen en la lista mejor posicionados comparativamente.
En estos 40 años, superaron a Argentina en el ranking, ya que exportan más hoy y menos antes: Irlanda, Israel, Qatar, Chile, Turquía, Tailandia, Portugal, Vietnam, Malasia, Kazajstán, Omán y Rumania.
Tomando 1998, cuando nuestro país se encontraba mejor posicionado, estaban por debajo en ventas externas y actualmente la superaron: Israel, República Checa, Sudáfrica, Hungría, Indonesia, Chile, República Eslovaca, Rumania, Vietnam, Kuwait, Kazajstán, Omán, Qatar e Iraq.
Afirma Elizondo que los problemas de competitividad sistémica fueron los que nos hicieron perder relevancia.
Los países que superan a la Argentina lo hicieron porque desarrollaron atributos competitivos: lograron algunos sectores productivos estratégicos bien desarrollados u obtuvieron una economía de mercado institucionalizada, o celebraron acuerdos internacionales de integración económica y comercial.
Todos desarrollaron una oferta exportable por inversión y apertura internacional múltiple para la participación en redes de valor. Y todos lo hacen hoy en base a empresas internacionalizadas creando condiciones múltiples locales para su salida comercial exterior.
Así, numerosos países superan hoy a Argentina por haber instaurado una economía de orientación al mercado o al menos logrado el desarrollo de relevantes actores empresariales internacionales.
En la gran mayoría de los casos, se basaron en una economía orientada a la mayor incidencia del sector privado y a las empresas internacionalizadas (de modo tendencial, siempre a través de una creciente incidencia en la confección -aun indirecta- de oferta exportable de capitales privados internacionalizados -en ciertos casos, a través de un movimientos más rápidos en ese sentido; y en otros, más lentos y graduales-).
Produjeron también una importante apertura económica exterior.
Los casos más significativos son: Israel, Irlanda, Chile, Portugal, Vietnam, Rumania, Republica Checa, Sudáfrica, Hungría o la República Eslovaca, Tailandia, Malasia.
Mientras, en el resto de los casos referidos, hay algunos que lo han hecho basándose en el aprovechamiento de recursos naturales que fueron fuente de exportaciones impulsadas por previas fuertes inversiones.
Finaliza diciendo Elizondo que hay mejoras esperables en relación con el contexto de los últimos 40 años, y que pueden ser resumidas en los siguientes 7 puntos:
a) garantizar por largos periodos la vigencia de instituciones que aseguren derechos subjetivos (de propiedad; de seguridades jurídica y física -en bienes y en intangibles- y en personas; de cumplimiento de contratos varios; y de vigencia de principios de legalidad, justicia y celeridad en la resolución de controversias entre particulares o entre particulares y autoridades);
b) recuperar equilibrios macroeconómicos (que mejoren el funcionamiento de los distintos eslabones de la inversión, el trabajo, la producción y la comercialización);
c) mejorar la capacidad logística integral de nuestro país;
d) actualizar gradualmente el entorno regulativo para que sea más amigable y flexible para acompañar la innovación productiva, alentar las mejoras constantes y facilitar la consecuente agilidad económica;
e) crear un ambiente general económico/político/productivo amigable, basado en la concordia y el optimismo, que facilite la iniciativa basada en la planificación a mediano plazo de los actores de la producción;
f) generar una arquitectura internacional (especialmente a través de tratados económicos y comerciales de integración recíproca) que mejore la capacidad de acceso de productos (bienes y servicios de este ecosistema productivo integral) y de sus empresas, en mercados externos a partir de negociadas y acordadas condiciones favorables para ellos en materias regulativa, arancelaria, jurídica, política y económica. (NA).