Más allá de sus palos y de su velamen, el barco escuela despliega su magia en todas las cubiertas. Fotos Argenports.com
Por Adrián Luciani
aedgarluciani@gmail.com
Habitualmente las imágenes de la fragata ARA Libertad se centran en su velamen y cubierta principal, lugares donde el emblemático navío despliega todo su encanto.
Sin embargo, debajo de ese fantástico universo de velas, palos, botavaras, perchas y tangones, también existe otro mundo no menos relevante donde transcurre buena parte de la vida social y profesional de los marinos.
Por eso, más allá de las clásicas imágenes de buque escuela, Argenports.com hizo un viaje por el interior de su estructura, desde el casillaje hasta la quilla.
Allí, como es lógico, los 103 metros de eslora por 14,31 de manga del velero que realizó su primer viaje de instrucción, en 1963, resultan escasos para albergar a 300 tripulantes, de ahí que cada metro cuadrado esté cuidadosamente distribuido y equipado, para hacer de esta fragata una nave digna de admiración y un verdadero orgullo argentino.
Sobre la cubierta principal, antes de ingresar al interior del buque, el puente de mando ofrece contacto directo con uno de los puntos neurálgicos del buque.
Así como la sala de máquinas es el “corazón” del buque, el puesto de mando es el “cerebro”, el lugar donde se analizan las condiciones meteorológicas y se toman las decisiones para una mejor navegación.
Revestido en madera, el lugar conjuga la elegancia y calidez de la madera que reviste sus paredes, con la modernidad del equipamiento desplegado.
Ya bajo cubierta, antes de ingresar a la cámara del comandante, en el sector de la popa (probablemente el lugar más lujoso y donde incluso se reciben a invitados especiales y autoridades de otros países), se encuentra uno de los más preciados trofeos: la Copa Boston Teapot, obtenida por la fragata Libertad en nueve oportunidades (1966, 1976, 1981, 1985, 1987, 1992, 1998, 2000 y 2007.
El premio es otorgado por la "Sail Trainning Association" a aquel velero que tripulado con más del cincuenta por ciento del personal en instrucción, recorra la máxima distancia solamente a vela, en un período de 124 horas de navegación.
También es motivo de gran orgullo la Gran Medalla obtenida en 1966 por el "Record Mundial de Velocidad de Grandes Veleros en el cruce del Océano Atlántico Norte", al haber realizado la travesía desde Cabo Race (Canadá) hasta la línea imaginaria Dublin-Liverpool, recorriendo 2058,6 millas en un tiempo de 8 días y 12 horas. Esa marca aún no ha sido batida.
La nave tiene un sector destinado a los suboficiales (en la proa), otra para los oficiales (popa), y una zona intermedia para los cadetes, además de la sala de máquinas y los depósitos con los insumos que se utilizan a bordo.
A los guardiamarinas en comisión en la jerga naval se los denomina michis, deformación fonética del término «midshipman», que se utiliza en la armada inglesa al hacer referencia al sector donde se ubican en el barco.
Precisamente, en la zona intermedia está su comedor al que se puede acceder bajando desde cubierta por escaleras de madera, que en cada escalón tienen chapas con la inscripción ARA Libertad.
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Más abajo están los sollados femeninos y masculinos que cuentan con cuchetas de tres y hasta cuatro camas y dos taquillas para cada tripulante.
También los dos baños que, en un espacio reducido, contienen un lavarropas, tres inodoros, tres duchas y cuatro piletas.
El buque también cuenta con dos cocinas y una panadería, elementos clave en ciertos momentos donde las adversidades de la vida en el mar requieren de un extra que ayude a sobrellevarlos.
El sector de sanidad incluye un consultorio odontológico equipado con la clásica camilla; un laboratorio que hoy está habitado principalmente para pruebas de Covid-19, pero cuenta con un contador hematológico para poder realizar análisis de sangre; un equipo de radiología y un cuartito de revelado; el quirófano y una sala de internación que también está dividida entre hombres y mujeres.
Para evitar que los eventuales internados padezcan el movimiento de la embarcación, en ese sector las camas poseen un sistema que se llama cardánico, que permite que se desplacen al igual que el buque.
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Debajo de ese piso funciona un mundo subterráneo que incluye desde una peluquería, una ferretería o lavandería hasta un quirófano y una planta desalinizadora de agua.
Otros sectores para destacar son el gimnasio, obviamente de escasas dimensiones pero muy completo, y el aula donde generalmente toman clases los guardiamarinas en comisión durante su entrenamiento a bordo, que suele incluir rotación por los diferentes puestos de la embarcación.
Allí hay sillas pupitres azules, un proyector y un pizarrón. La pared trasera está ocupada por una biblioteca. En uno de los laterales hay computadoras disponibles –aunque ahora los alumnos suelen embarcar con sus propias notebooks–, y en la otra hay una impresora 3D.
A través de una “extremadamente” empinada escalera se llega a la sala de máquinas, justo por encima de la quilla de la embarcación.
La sala de máquinas fue totalmente modernizada durante la reparación de media vida que el buque afrontó entre 2004 y 2007. En la actualidad la propulsan dos motores MAN de 6 cilindros con una potencia de 960 KW cada uno, acoplados a una caja reductora que desemboca en una hélice de paso variable.
Su planta eléctrica está constituida por dos alternadores propulsados por motores Diesel MTU 12V 183 TE52, más uno acoplado al motor principal y uno de emergencia ubicado en la cubierta principal.
En la misma reparación general, se renovaron la totalidad de las tuberías, bombas, maquinaria complementaria, automatismo y cableado de todo el buque.
También en las cubiertas bajas están las cámaras frigoríficas, un pequeño taller eléctrico, un “pañol” donde se guardan varios repuestos.
Como se dijo anteriormente, la sala de máquinas es el corazón del buque y cuando los vientos no son favorables, las instalaciones actuales permiten a la fragata alcanzar una velocidad 13,5 nudos, con una autonomía de 12.000 millas náuticas a 8 nudos.
Bahía Blanca / Buenos Aires / Argentina
