En el primer trimestre de 2019 arribaron en cruceros 122.624 pasajeros, más los que ingresan desde la ciudad dan un increíble flujo diario.
Por el licenciado Alejandro Vinazza (*)
(¨) Docente UTN FRTDF, integrante del “Grupo de estudios logísticos UTN Antártida Argentina (UTNAA)”.
El pasado 19 de mayo se dio a conocer el proyecto de la “Terminal Marítima de Catamaranes Ushuaia”.
La iniciativa fue presentada ante las máximas autoridades del Ejecutivo provincial y, a tal efecto, el presidente de la Dirección Provincial de Puertos de Tierra del Fuego remarcó que “será un punto de encuentro entre los fueguinos y los turistas y un lugar modelo, sobre todo para ir preparándonos para la llegada de cruceros”.
“Será un espacio importante para el turismo de Ushuaia, donde le va a cambiar la imagen arquitectónica”, agregó
Nuevo proyecto, sin mejoras logísticas.
Vista del Puerto, avenida de aproximación e infraestructuras.
Actualmente cada empresa de turismo dedicada a mostrar el Canal Beagle tiene su propia casilla de venta de boletos, en un paseo que fue modificado y arreglado previo a la pandemia. Se presenta como un lugar abierto, pintoresco y ordenado que suele estar muy bien mantenido.
Existe un muelle propio de catamaranes que es utilizado por dos operadoras y la Prefectura Naval Argentina. El resto de las operadoras amarra en el primer tramo Norte del muelle comercial frente a la zona de negocios comerciales y baños públicos.
Las embarcaciones de menor porte lo hacen en el Club “Náutico Ushuaia” y en el Club “Asociación de Actividades Subacuáticas y Náuticas (AFASyN)”, y se trasladan al muelle comercial para embarcar pasajeros.
Se construyó un pontón para el amarre de embarcaciones menores proveniente de los clubes, y “tenders” de cruceros que fondeen en la Bahía de Ushuaia.
Según lo indicado, el nuevo edificio contará con una superficie de 1.000 metros cuadrados destinados a boleterías y además se construirán nuevos muelles para el atraque de catamaranes y embarcaciones menores.
Los pasajeros que quieran navegar por el Canal Beagle hoy deben obtener su ticket en las boleterías, y luego desplazarse cuando sea indicado a abordar su embarcación previo paso por el puesto de control del puerto.
Ahí los pasajeros son derivados a la izquierda para el muelle propio de catamaranes, o a la derecha para el muelle comercial.
Luego son receptados en la planchada por los tripulantes y acompañados a embarcar para comenzar su viaje.
Muelle Norte para amarre de catamaranes.
Boleterías de operadoras.
El espacio destinado a las boleterías es abierto al público y forma parte del paseo por la costanera, es decir que se aprecia tanto para el transeúnte de a pie como al que lo observa desde el automóvil.
A pocos metros se encuentra el estacionamiento de vehículos turísticos hacia el este; y hacia el oeste por la avenida se encuentra el acceso de camiones y servicios de puerto, bomberos de PNA, plazoleta fiscal y nuevo hospital modular construido para atender casos de Covid- 19.
Ahora bien, en cuanto al turista que se acerca desde el centro de la ciudad, nada cambiará con el nuevo proyecto ya que deberá sortear el tránsito vehicular y camiones que salen del puerto. Amén de soportar el ruido y contaminación en todas sus formas.
El turista que lo haga desde un crucero deberá primero atravesar la odisea de camiones con contenedores desplazándose, vehículos autoelevadores con pallets de pescado, reefers atravesados y ómnibus con turistas que salen a otras excursiones.
Ingresarán (si distraídos no siguen hacia la plazoleta fiscal) a la zona de atraque de catamaranes frente a los baños y comercios, y luego pasarán por el puesto de control hasta salir del puerto.
Recién ahí se encontrarán en una vereda de dos metros de ancho que les da la bienvenida a los turistas.
En el primer trimestre del año 2019 arribaron en cruceros 122.624 pasajeros, más los que ingresan desde la ciudad dan un increíble flujo diario.
En este punto recién se podría notar una mejoría con la nueva estación, pero fuera de esta las condiciones de inseguridad producidas por el tránsito vehicular serían las mismas.
Problema de verano: turistas evadiendo descarga de pescado, carga de combustible y camiones con TEU´s.
Entonces se plantean varias líneas de análisis (caras de la misma moneda) que nos pueden ayudar a entender la situación que se plantea:
Nadie discute la necesidad de modernizar la infraestructura, pero es cuestionable si el gasto erogado realmente beneficiará la operatoria en todos sus aspectos.
La provincia atraviesa una situación particular donde se presenta como la única que, a pesar de su extenso litoral marítimo, insularidad y bicontinentalidad, tiene un sólo puerto para toda operatoria.
Por tanto, las actividades comerciales confluyen de manera incómoda para el enfoque al cliente que amerita el turismo en todos sus modos.
El presidente de la DPP afirma que “cambiará la imagen arquitectónica” pero esto no será así, ya que en primera medida la plazoleta fiscal continuará siendo un límite de visual de la Bahía.
Sumar otra infraestructura probablemente contribuya a seguir deteriorando esa visual.
Imagen del Canal Beagle desde la Ciudad.
Límite Oeste de plazoleta fiscal y nuevo hospital modular.
Generar una estación de catamaranes no eliminará la confluencia de actividades pesqueras, cargueras y turísticas.
Tampoco eliminará los tiempos de espera en rada para los buques y sus cadenas de valor.
No eliminará el tránsito del 75% de los TEU´s hacia la Ciudad de Río Grande, previa circulación por la ciudad y cruce de la cordillera (con todo lo que significa), y el costo de su vuelta a la capital en forma ociosa (vacíos).
Los costos extra que se abonan por el traslado en camión de toda la producción de la industria promovida al continente, y del 100% de los productos consumibles que ingresan a la provincia (previo paso por Chile) no cambiarán.
No disminuirá la carga burocrática del puerto ni la ineficiencia en la prestación de servicios.
No atraerá a los buques de logística antártica y cient&