Por Antonio D' Eramo
Agencia NA
Las denuncias cruzadas entre las empresas que tienen actividad en el mar austral argentino y un Consejo Federal Pesquero que se vio conmovido por una supuesta denuncia por pedidio de coimas por 15 millones de dólares a empresarios del sector para renovar la cuota de la merluza, se suma una actividad revestida de carácter científico pero que levanta enormes sospechas en un clima de mucha desconfianza por cada autorización que libran los integrantes del organismo regulador de pesca.
A pedido del INIDEP (Instituto nacional de investigación y desarrollo pesquero) el Consejo Federal Pesquero autorizó a la embarcación San Arawa II de la empresa Estremar a operar durante la vigencia de la veda reproductiva de la merluza negra en el marco de la presente campaña.
El barco tiene autorización desde el 5 de septiembre para pescar merluza negra a pesar que en veda se encuentra terminanatemente prohibido porque se capturan ejemplares jóvenes, que son los más preciados para exportar, y al hacerlo ponen en riesgo de supervivencia a la especie.
Desde el INIDEP señalan que se trata de una captura necesaria para conocer el estudio del estado reproductivo de la merluza negra en el área de protección de juveniles de la especie (APJMN) durante el final del período reproductivo.
Pero desde sectores empresarios se expresa en voz baja que lo pescado será exportado y no es poco dinero teniendo en cuenta la alta demanda de la merluza negra en el mercado internacional y la ley prohíbe devolver los frutos de mar capturados al océano. El Estado nacional sólo tiene dos vías: o deshecha el polémico cargamento o lo comercializa.
Ahora bien, el buque pesquero San Arawa II se vio envuelto en un pedido de investigación por haber capturado más de 40 toneladas de esta especie protegida frente a la costa de Tierra del Fuego a fines de marzo pasado.
Fuentes del sector pesquero indicaron a Noticias Argetinas que el buque San Arawa II, que es operado por la empresa Estremar, habría capturado más de 40 toneladas de merluza negra juvenil de una sola tirada el 22 de marzo último, lo que implica un serio peligro para la fauna marina.
La reciente autorización científica del Consejo Federal Pesquero permitiráque "la actividad sea (…) realizada en aproximadamente 40 lances (dos etapas de 20 lances cada una). La duración estará supeditada a la realización de los lances propuestos. Se estima como fecha de finalización el día 25 de septiembre".
El caso sucedido en marzo pasado tiene puntos en común con la denuncia realizada contra la empresa Prodesur y su buque Tai An, de matrícula 01530, que pescó en Ushuaia unas 140 toneladas de merluza negra, pese a que no tenía cupo, caso que cobró resonancia e incluso generó la renuncia de funcionarios nacionales de Cancillería, y se multó con más de u$s56 millones a Liu Zhijiang, el empresario de origen chino radicado en Tierra del Fuego desde hace más de 30 años. Además, se le prohibió pescar por 45 días y debió pagar la mercadería decomisada por $2.500 millones.
En su momento Liu Zhijiang expresó su preocupación por lo que cree que es una operación de las empresas que manejan el negocio, en su contra. Según su testimonio, a través de la empresa Prodesur está habilitado para la pesca de merluza polaca, pero le fueron bajando el margen de error, con lo cual la actividad “se hace imposible”.
"Pescamos siempre en la misma zona y a veces conviven la merluza polaca y la merluza negra. Si hoy volviera a salir, quizás pasaría lo mismo, por eso si no me dan oportunidad de error, no me dejan operar”, señaló Liu Zhijiang.
El empresario expresó que le fueron bajando el índice de error de 5% a casi 0%. “En esa marea pescamos 3.300 toneladas, de las cuales 170 fueron de merluza negra”, dijo.
Y apuntó a las empresas que ostentan el cupo: “Ellos con barcos más chicos, de 40 metros, tienen un margen de 3%. Nosotros, con un barco de más de 100 metros, no podemos cometer error”, dijo. Su empresa tiene ese margen fijado en 5 toneladas, “es casi el 1 por mil”.
El caso del San Arawa II de la empresa Estremar que pertenece a los noruegos Ingvar Johannesson e Idar Rekkedal, revelado en marzo pasado, revivió el hecho de que se volvió a pner en peligro buena parte de la fauna marina austral.
Ahora, el San Arawa II podrá volver a la mar pero con una autorización legal y con fines científicos para capturar la frutilla del postre del negocio pesquero. La merluza negra.