Oleoductos, tanques de almacenamiento, monoboyas de carga y descarga y un calado de 60 pies son algunas de las ventajas disponibles en Rosales.
Redacción Argenports.com
Un eficiente sistema hace que Puerto Rosales continúe posicionándose como el puerto petrolero por excelencia en el país, no sólo con las ventajas de sus 60 pies de calado, sino con una adecuada infraestructura terrestre.
En ese marco, dentro de la dinámica del “oro negro” en el sur de la provincia de Buenos Aires se destacan dos vías principales de aprovisionamiento.
Por un lado la llegada del crudo convencional desde los yacimientos del sur argentino (mayoritariamente Escalante, Caleta Córdova y Caleta Olivia) vía marítima.
Por otro lado, el arribo del crudo de esquisto (roca) -shale oil en inglés- para exportación, que llega desde el oeste neuquino (Vaca Muerta) por oleoducto y es llevado al extranjero en barco.
Cabe recordar que los productos refinados pueden ser usados para los mismos fines que aquéllos obtenidos del crudo convencional y que la obtención del shale oil cuesta en promedio más dólares por barril de los que demanda el convencional.
Tanto para el movimiento de petróleo interno como para que el que va a salir del país, son utilizadas las mismas estructuras de almacenaje y bombeo, pertenecientes a la empresa alemana OilTanking, en su terminal Puerto Rosales.
El crudo convencional que llega del sur es bombeado del buque a los tanques de recepción en tierra.
Puede que haya desplazamientos previos con remanentes de producto en las tuberías que normalmente desde tierra se los bombea al barco que los destina a algún tanque especial, para luego devolver ese crudo segregado al final de la operación.
Esta imposibilidad de mezcla se debe al riguroso control de calidad que ejercen terceras empresas y que verifica el embarque de un único producto con densidad y temperatura uniformes.
La citada transferencia Barco - Terminal - Barco se da mediante el amarre a alguna de las dos monoboyas: Punta Cigüena y Punta Ancla, que son llamadas de SPM o SBM por su siglas en inglés: single point mooring y un plan de carga previamente aprobado por el capitán de la nave.
Estos fondeos-boya conectados a los tanques en tierra (tuberías subterráneas) permiten la carga para exportación o la descarga para el consumo nacional.
Las empresas cargadoras más frecuentes son YPF, Raizen (Shell), PAE – Trafigura, Tecpetrol, Petronas E&P y éstas distribuyen a Puma Energy, Dapsa, Gulf y New American Oil, en general.
Las exportaciones están en el orden de las 40 mil toneladas por barco y la circulación nacional en poco más de 70 mil toneladas por unidad.
El arribo de los barcos normalmente ocurre en marea plea, asistido por dos lanchas de servicios que se encargan de desplazar la manguera conectora y el fondeo de la monoboya al carguero, sumado a un remolcador en la popa del buque tanque para el apoyo en la maniobra, para asegurar la correcta posición durante la conexión y todo el tiempo que dure la transferencia del producto a o desde tierra.
Los niveles en las líneas, tanto en la carga como en la descarga son muy grandes llegando terminar la maniobra entre 40 a 50 horas, dependiendo de la cantidad, en caudales cercanos a 2.500 toneladas por hora (dos millones y medio de litros por hora).
Entre hoy y el miércoles, y a modo de actualización de este temática, se dará la próxima exportación de shale con el barco Cabo Misaki de bandera panameña que cargará 62.000 m3 (90% de su capacidad) de Vaca Muerta.
El destino es la refinería que Chevron posee en California, Estados Unidos.
En relación a la llegada de crudo convencional, en los mismos días pero a nivel interno, el barco Recoleta de bandera argentina estará descargando 73000 m3 (98% de su capacidad) de crudo convencional de Escalante.