El Castillo de Caldelas, de casi 300 metros de eslora, 50 de manga y 11,6 de calado, junto al regasificador Exemplar en Bahía Blanca, junio de 2022. Foto Argenports.com
Por Adrián Luciani / Argenports.com
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En el marco de la intensa puja que mantienen el puerto bonaerense de Bahía Blanca y la localidad rionegrina de Punta Colorada por el megaproyecto exportador de GNL que impulsan YPF–Petronas, y que ayer el presidente Javier Milei parecde haber volcado hacia la provincia de Río Negro, han surgido varios mitos que se repiten como verdades absolutas, pero jamás documentadas.
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Uno de los casos más concretos es la supuesta imposibilidad del puerto bahiense para operar con Q Flex y Q Max, los buques más grandes que existen en el mercado naviero mundial para transportar gas natural licuado (GNL).
Sin ir más lejos, esta semana, durante una disertación en el Club del Petróleo, el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, destacó como una ventaja clave la profundidad natural del golfo San Matías.
Obviamente, sin hacer alusión a otras no menos importantes condiciones naturales de las aguas del golfo, por caso ser lugar de reproducción y cría de la ballena franca austral, en un ámbito que esos cetáceos lograron recolonizar poco tiempo atrás, el mandatario destacó, en desmedro de los puertos locales, los más de 40 metros (131 pies) de profundidad de esa zona.
Y en alusión al transporte de petróleo, dijo que “por cada tres buques que deberían ingresar a Bahía Blanca, nuestro golfo permite cargar en un solo buque, lo cual lo hace muy competitivo”.
Esta afirmación fue rápidamente difundida por numerosos medios como un elemento a favor de Punta Colorada para quedarse con la planta terrestre de GNL y la inversión de hasta 50 mil millones de dólares.
Por eso, ante la inminente definición del lugar para la radicación del proyecto, y si bien tanto los profesionales de YPF y Petronas conocen sobradamente estas cuestiones, conviene dejar en claro que, para la exportación de GNL, Bahía Blanca tiene profundidad más que suficiente y no corre en desventaja para operar los buques carrier que esa industria requiere y requerirá.
Pero Vayamos por partes. Primero, si nos referimos al petróleo, hay que decir que hoy el estuario de Bahía Blanca trabaja con buques tipo Panamax, que calan 45 pies (13,70 metros) a plena carga con crudo variedad Escalante, es decir, el que se produce en la cuenca del Golfo San Jorge.
Pero ahora, con el aumento de la exportación y la nueva terminal que Oiltanking Ebytem está construyendo en Puerto Rosales, donde dejará de lado el sistema de monoboyas (sistema menos seguro que se empleará en Punta Colorada) para pasar a utilizar un muelle con dos sitios en el estuario, donde se comenzarán a operar inicialmente buques tipo Aframax, a plena carga.
Posteriormente, dentro de un año o año y medio, el Consorcio de Gestión va a iniciar una profundización para trabajar con buques de aproximadamente 15,60 pies o 15,70 metros (51,5 pies), que corresponden al tipo Suezmax, a plena carga.
Luego, en lo que respecta a tamaño de las embarcaciones, existe un escalón superior que es el de los VLCC (Very Large Crude Carrier). En este caso, se trata de barcos que a plena carga, con crudo variedad Medanito, proveniente de la cuenca neuquina y más liviano que el Escalante, alcanzan aproximadamente 18,50 metros (60,60 pies) de calado).
Este es el tipo de buque operará en el Golfo San Matías, a partir de la ejecución del oleoducto Vaca Muerta Sur. Según YPF, la obra entre Allen y Punta Colorada comenzaría en noviembre.
Precisamente, la justificación de Punta Colorada como futuro hub exportador de crudo se fundamenta en el hecho de poder operar los gigantescos buques petroleros VLCC, algo que en Bahía Blanca no sería viable porque un desafío operacional de esa magnitud demandaría complejos trabajos de dragado.
En definitiva, para lo que es exportación de crudo se estaría planteando usar el sistema portuario de Bahía Blanca (Rosales – Galván) con barcos de tamaño máximo Suesmax , a plena carga, mientras que gracias al oleoducto Vaca Muerta Sur, en Río Negro se cargarían los VLCC.
Pero volviendo al tema central de esta nota, es decir, la exportación de GNL y la competencia entre Bahía Blanca y Punta Colorada, hay que hacer alusión al tamaño de los buques que utiliza hoy esa industria y que seguramente utilizará en las próximas décadas para no exigir costosas renovaciones portuarias en todo el mundo.
En primer lugar aparecen los buques convencionales que transportar GNL, y que son los mismos que desde 2008 han venido operando sin problemas en el puerto bahiense.
En este caso, todos ellos oscilan entre 280 y 300 metros de eslora y poseen una manga (ancho) de 50 metros aproximadamente.
Luego, en la escala hacia arriba en tamaño, aparecen dos tipos de barcos más grandes, los Q Flex y Q Max, donde la Q responde a Qatar, ya que están preparados para operar con las condiciones de ese país.
En ninguno de estos tres tipos de buques (convencional, Q – Flex y Q – Max) el calado va mucho más allá de los 12,50 metros (41 pies). Como dijimos, esto por un lado obedece a un tema de accesibilidad a los mercados y, por el otro, al poco peso específico de la carga.
Por eso, y para que no haya dudas ni se inventen nuevos mitos, hay que decir que Bahía Blanca no solamente, por la capacidad de calado sino también por el ancho de su vía navegable, está en condiciones de operar tanto con los metaneros convencionales (de hecho ya ha recibido unos 350) como con los Q Flex y los Q Max.
Sólo tiene una limitación de profundidad, hay que señalarlo, para alimentar con agua de mar una de las barcazas previstas para la operación, pero se prevé realizar ese proceso con un par de amplios piletones construidos en la costa y abastecer desde allí a la unidad de licuefacción.
Incluso, según pudo saberse extraoficialmente, pese al hermetismo imperante por los acuerdos de confidencialidad vigentes, esta condición operativa, que se suma a las numerosas ventajas exhibidas por el sistema portuario regional, fueron corroboradas por los profesionales del Consorcio del Puerto y los de YPF, en simulaciones tanto matemáticas como en tiempo real, con prácticos de la navegación, etc., para poder validar el canal para este tipo de embarcaciones.
Y por si fuera poco y se necesitara algo más, si bien la ría bahiense está lista para recibir a los grandes Q – Flex y Q – Max, por el momento el megaproyecto de YPF–Petronas no tiene previsto emplear ese tipo de buques para la exportación de GNL, sino barcos convencionales, algo en lo que Bahía Blanca ya reúne sobrada experiencia, capacidad y seguridad. Y si en un futuro la iniciativa apunta a los buques más grandes, Bahía Blanca también estará preparada.