El río Paraná continúa bajando y aseguran que podría seguir así hasta enero de 2022

13 julio 2021

La bajante tiene "una perspectiva al 30 de septiembre netamente desfavorable, con probabilidad cierta de extenderse en los subsiguientes cuatro meses, por lo menos", aseguró el Instituto Nacional del Agua (INA).


El INA espera impactos en "las tomas de agua para consumo humano, para refrigeración de centrales de generación eléctrica y de procesos industriales", problemas en "la navegación fluvial, fauna íctica, estabilidad de márgenes" y una "exposición a incendios en márgenes e islas".


   El nivel del río Paraná continuó descendiendo ayer en varias ciudades de Entre Ríos y siguió lejos de su altura promedio, informó el Instituto Nacional del Agua (INA).

   El organismo agregó que se espera que esa tendencia "desfavorable" permanezca hasta el 30 de septiembre, e incluso podría extenderse hasta enero de 2022.

   Ayer el río bajó nuevamente y se ubicó con -1 centímetro (debajo del nivel del mar) frente a la capital entrerriana.

   De esta manera, sigue lejos de su nivel de aguas bajas (2,30 metros) y de su altura promedio en junio (3,21 metros); y además el INA espera que baje hasta los -30 centímetros (debajo del nivel del mar) a fines de julio.

   En Diamante, la altura del río descendió hasta los 20 centímetros, por debajo de los 2,40 metros del límite de aguas bajas y de los 2,91 metros promedio para esta época del año, y 1,23 metros menos que el 6 de junio pasado.

   En La Paz, el río Paraná bajó 10 centímetros en las últimas 24 horas y alcanzó los 38 centímetros, 1,42 metros menos que hace un mes, muy por debajo de los 3,20 metros de límite de aguas bajas y lejos de los 4,22 que la Prefectura Naval Argentina (PNA) registró como promedio entre 1996 y 2020.

   Para esa ciudad entrerriana, el INA espera que la altura "continúe disminuyendo gradualmente" hasta alcanzar los 22 centímetros a fines de julio, pero que "podría descender hasta los -5 centímetros".

   En tanto, en Victoria el río volvió a bajar el fin de semana y alcanzó ayer los 1,02 metros, lejos de los 2,60 metros que marcan las aguas bajas y de los 3,5 metros que tenía allí el río Paraná tan solo tres meses atrás, el 13 de abril.

   Además, el INA espera un promedio para el mes de julio de 0,95 metros; es decir, 2,86 por debajo del nivel mensual promedio desde 1996 y 1,14 metros inferior al promedio de julio 2020.

   En 1944, la situación fue peor que la actual: frente a Paraná, el río marcó 1,40 metros por debajo del cero, al igual que en Diamante (-1,38), Victoria (-41) y en La Paz (-1,11).

Malas perspectivas

   La bajante del río Paraná extraordinaria tiene "una perspectiva al 30 de septiembre netamente desfavorable, con probabilidad cierta de extenderse en los subsiguientes cuatro meses, por lo menos", aseguró el Instituto Nacional del Agua (INA).

   El organismo nacional apuntó que julio será "especialmente crítico, con afectación de todos los usos del recurso hídrico", principalmente en la "captación de agua fluvial para consumo urbano".

   Además, el INA espera impactos en "las tomas de agua para consumo humano, para refrigeración de centrales de generación eléctrica y de procesos industriales", problemas en "la navegación fluvial, fauna íctica, estabilidad de márgenes" y una "exposición a incendios en márgenes e islas".

   "Esto genera mucha preocupación, es una bajante histórica que impacta en el agua potable y esto es lo más urgente que hoy nos ocupa, además de lo ambiental", dijo días atrás el gobernador, Gustavo Bordet, y precisó que está "en contacto permanente con todos los intendentes" de la vera del río.

   Bordet afirmó que "claramente hay un cambio climático, fundamentalmente en las nacientes de los ríos con la deforestación, y con un cambio en los suelos y en los sistemas de cultivos que modifica las condiciones ambientales".